martes, 28 de noviembre de 2006

MI CRÓNICA COMO LÍDER…

Introducción
Tomaré como referentes de tiempo algunos años antes de este presente, y algunos años hacia el futuro, no busco limitarme en cuestión de tiempo, solamente para reflexionar y darme cuenta de las circunstancias tan distintas, tan significativas que he vivido en comparación con el resto de mis años de vida. Así mismo desde diferentes ángulos de mi formación y desarrollo personal y profesional, como son: ser parte de un equipo académico, parte de un equipo de funcionarios, como investigadora; y todas las consecuencias que los cambios profesionales han tenido en mi vida personal y familiar.


Mi experiencia como docente líder


Duré poco más de cinco años frente a grupo, en niveles de secundaria y preparatoria. Mi trabajo era muy gratificante y agradable, me llenaba de la energía que transmiten los jóvenes, de su entusiasmo; me emocionaba ver cómo se interesaban por la literatura jóvenes de la generación net, o del mundo de la Internet. Para esos años yo también era muy joven, hasta los padres de familia me confundían a veces, pasé experiencias realmente gratas e inolvidables. Yo creía que podía tener mi propia escuela, esas eran mis expectativas; así que formamos una asociación civil mis hermanas y yo, y llegamos a tener más de cien estudiantes, cuando pretendíamos la escolarización la crisis del 94 no permitió continuar los planes. Fue un sueño muy bello, cuya pretensión me dio la satisfacción de saber que tenía todas las condiciones para lograrlo.
Mi experiencia en la Oficina del Secretario de Educación Pública
Y como dice el dicho: "no hay mal que por bien no venga", ese momento de mi vida se vio beneficiado con una invitación que recibí del Secretario de Educación Pública, el Doctor Juan Antonio Badillo, para colaborar con su equipo de trabajo como Correctora de Textos; actividad que me permitió oportunidades muy gratificantes en el terreno laboral: conocí mucha gente interesante, aprendí de los maestros y maestras que tenía a mi lado, desarrollé habilidades para la computación, aumentaron mis habilidades para la lectura y la redacción a través de la práctica, así como de corrección de estilo. Fueron otros cinco años maravillosos, en los que, por cierto, mi madre me acompañaba en mis alegrías, aunque sufrí la pena de ver a mi padre morir y de ser intervenida quirúrgicamente. Estos dos problemas al fin de cuentas aprendí también a verlos como parte de la vida, que de alguna manera conducen a algo bueno, porque no imagino la vida con mi padre en coma, o con los problemas de salud que yo tenía antes de la operación.
En fin, entre el trabajo, los amigos y mi familia, me divertí mucho. Por cierto, en este periodo estudié la Licenciatura en Educación, en la Pedagógica.
No puedo dejar de mencionar otro reto que me ha permitido crecer: la envidia, los celos, ¿a qué me refiero? Mis compañeros de trabajo muchas veces eran envidiosos, no digo que todos, y muchas veces me obstaculizaron con gran empeño. Mi carácter un poco débil me abandonaba en el sufrimiento, porque realmente hubiera querido la aprobación de todo mundo, aunque mi jefa me decía que no puedo mantener a toda la gente contenta, yo quería eso, y sufría.
Mi experiencia en la Dirección de Formación de Docentes
Qué giro tan drástico, no por eso dramático, dio mi vida cuando el nuevo secretario mi comisionó al área de las Escuelas Normales. Al principio mi trabajo fue más administrativo, y me desesperaba de sentirme a veces que podía dar más y eso no interesaba a mis superiores, además de las envidias que ya mencioné. Pero sucedió un día, entre buenas y malas, las condiciones cambiaron, y bajo las órdenes de mi amiga Clara Chilaca pude atender las actividades de actualización y capacitación para los docentes de la Licenciatura en Educación Primaria de las Escuelas Normales. Sin duda fue un apoyo que agradezco y considero valioso, y
sucedió a raíz de mi titulación en la carrera de Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica.
Qué maravilla! Mis condiciones cambiaron de un día para otro y, ¿cuál formación normalista? Pues si no tengo, hay que estudiar mucho, y me di a la tarea de revisar planes y programas, además el Programa Nacional para la Transformación y el Fortalecimiento de las Escuelas Normales (PTFAEN), que rige a las instituciones formadoras de docentes a nivel nacional, asistir a cursos nacionales. Fue mucho estudiar, al fin me gusta, así como empezar actividades de planeación académica para la actualización de los docentes. Revisé el trabajo realizado, propuse un cambio de estrategias, implementé otras actividades en los talleres de capacitación.
Estos cambios me permitieron también acercarme al campo de la investigación, para implementar el proyecto del Enfoque Intercultural para las Instituciones Formadoras de Docentes; en esta parte sentía que necesitaba mayor preparación, contar con herramientas que me permitieran hacer un buen trabajo; asunto que he buscado atender a través de la formación académica.
Y como era de esperarse, no sé si mi juventud o mi poca experiencia, no le dieron confianza a mis superiores; situación que no me preocupó, pues al poco tiempo demostré que podía hacerlo, y sin el apoyo de un equipo de trabajo, pues administrativos y académicos me dieron la espalda, por drástico que se escuche. ¿Cuánto tiempo hace de esto? Poco más de dos años, por esto es relevante y significativo en mi vida: ser académica líder, contar con el reconocimiento de los docentes de escuelas normales, tener la satisfacción de su sonrisa cuando vieron que los talleres eran diferentes, que no venían a lo mismo de todos los semestres.
Hace dos años, yo creía que podía ser un académico profesional, y lo he logrado; creía que podía vencer el sufrimiento que me causaban las envidias, y lo he logrado; he aprendido a ver los obstáculos –y más de esta naturaleza- como piedras en el camino para impulsarme y no para tropezar. Por cierto, parece que en ocasiones el entorno y la formación no favorecen mucho, así que las necesidades afectivas han estado presentes de manera incontrolada en mi vida, hasta el hecho de conseguirme una mascota le dio otro significado a mis condiciones de vida. Esto hice, y he aprendido a disfrutarla.
En esta etapa también inicié la Maestría en Ciencias de la Educación, espacio que me permitió tener un panorama mucho más amplio del sistema educativo, conocer gente de gran calidad humana, como mis maestros y compañeros de clase en los dos grupos en los que he estado. Y no cabe duda que ha sido una etapa que dio un giro completo a mi vida, que por hoy culmina con haber concursado y ganado una beca para estudiar la Maestría en Calidad de la Educación en la UDLA, que si es una Universidad de prestigio, que si lo que busco es el estatus que ofrece, que si no tengo seriedad en lo que quiero, busco por aquí por allá; son comentarios que ya no me hacen sufrir, pues haber sido sometida a todo tipo de exámenes y haberlos pasado satisfactoriamente me ha dado una visión muy distinta de mi propia persona: de valor y autoestima.
Proyección de futuro
¿Qué docente soy? Una profesional, ¿cómo lo sé? No solamente por logros académicos, también por las sonrisas y buenas notas que alguna vez recibí de mis alumnos, también por levantar la efectividad de los talleres de capacitación para las normales; y muchas razones más tengo en este momento.
Así que ¿qué docente líder quiero ser? Todo esto que he logrado pero más con la experiencia, controlar los impulsos, dirigir el corazón, no agotarme ante los problemas, terminar mi maestría, ofrecerle al sistema educativo propuestas de cambio porque lo estático no me gusta. Pero sobre todo, y de verdad más importante que todo, mi horizonte se torna una vez más maravilloso cuando lo que hoy quiero más que nunca es revalorar y rescatar lo que he tenido que sacrificar: a mi familia, extraño convivir con mis hermanas, mis sobrinos crecieron tan rápido, ahora que me doy cuenta son unos jóvenes con los que encuentro que tengo mucho que compartir; y más importante aún, busco no quedarme con el dolor que me causó la muerte de mi padre, porque no estuve con él cuando me necesitó.
Quiero darme tiempo para cuidar a mi mamita que, aunque es una mujer muy fuerte y sana, cuenta ya con los achaques de una vida llena de retos con casi ochenta años. Creo que puedo, aun con todo lo que tengo que hacer, pues ni maestrías, ni cargas de trabajo, ni compañeros envidiosos, ni miedos dentro, valen más que la vida, y los recuerdos bellos que procuremos cada día.

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